Entender, respetar, conocer, comunicar, empatizar, comprender, aceptar, individualizar... Son muchas las palabras que asociamos a la educación canina respetuosa/amable. No es sencillo definir el concepto sin extendernos y comenzar a filosofar...
Algunas pistas para que puedas detectar a un educador respetuoso...
- Te hablará más de emociones, comunicación y comportamiento canino, que de órdenes de obediencia, control, premios y castigos
- Se centrará en que comprendas a tu perro y te puedas adaptar a sus capacidades para progresivamente lograr la mejor convivencia
- Te planteará pocos o ningún ejercicio/práctica para crear comportamientos (adiestrar no es educar)
- No te ofrecerá soluciones rápidas o mágicas ni te aconsejará el uso de materiales para inhibir a tu perro
- No te hará sentir mal por lo que hayas hecho hasta ahora
- Te enseñará a ti a educar a tu perro, serás tú quien aprenda a acompañar y mejorar la convivencia de tu perro en este mundo humano
- Priorizará el bienestar canino y humano como base de todo el proceso de aprendizaje
Tú escoges el camino para tener una buena convivencia con tu perro!
Y si has leído hasta aquí y te interesa saber más... aquí te dejo las bases principales de lo que significa para mí la educación canina respetuosa:
Entendemos al perro como un individuo único, social, sintiente, emocional e inteligente. Es fundamental conocer y aceptar sus características individuales, necesidades, capacidades y motivaciones para poder ayudarle a desarrollarse y convivir en nuestro mundo humano.
El bienestar canino y humano, y el equilibrio en la convivencia son los pilares fundamentales en la relación. Es un miembro más de la familia, de una especie distinta pero igual de importante que los demás.
La obediencia, el adiestramiento o las modificaciones de conducta son algo a evitar. No se busca que un perro aprenda a obedecer ni que un humano aprenda a controlar. Se trata de que el perro adquiera capacidades para poder gestionar las situaciones por sí mismo y de la mejor manera posible. Y que el humano aprenda a ofrecer el acompañamiento adecuado y aceptar las limitaciones que todos tenemos, perros y humanos.
El aprendizaje se basa en saber ofrecer al perro las experiencias de aprendizaje adecuadas, aceptando el error como parte del proceso y respetando sus tiempos y emociones.
Para mejorar alguna dificultad en la convivencia, se tratan todos los aspectos que forman parte de ésta: salud física y emocional, alimentación, relaciones sociales, descanso, paseos, motivaciones, vínculo, entorno ambiental y social,...
Espero que en el futuro no sea necesario explicar y diferenciar qué es la educación canina respetuosa. Eso significaría que todos los profesionales habremos evolucionado y dejado atrás esas metodologías obsoletas centradas en dar solución a expectativas humanas en lugar de aprender a convivir en equilibrio con la especie canina.
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